viernes, diciembre 08, 2006

Diálogo entre una hada y un duende








Escenario: Lugar cualquiera donde la imaginación no se sienta acechada.

Una hada podría preguntar así

HADA:
Sobre la mirada de los niños
Hoy me hice una pregunta: (bajo el postulado kantiano):

¿Cómo es posible que un niño pequeño se dirija a nosotros a través de la mirada?
¿Por qué lo primero que miramos al cruzar la vista con alguien son los ojos?
¿por qué no la nariz, la boca, los brazos? ¿Por qué los ojos?
¿Por qué aún los seres menos socializados del mundo -que son los bebés- ya dirigen su observación hacia la mirada del Otro?

¿Qué principio filogenético rige esta herencia de comportamiento visual?
¿Por qué los malditos (benditos) OJOS? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

Alguien digáme

05 noviembre


Un duende podría responder más o menos así

DUENDE: Tus preguntas me hicieron pensar porqué, también, tenemos un lenguaje completamente visual cuando nos referimos a hechos calificados como "verdaderos". Es decir, ¿por qué cuando no entendemos algo decimos que tal cosa no la "vemos" clara, o por qué cuando algo es "verdad obvia" decimos que es e-vidente, "visible"? ¿Por qué lo "oscuro" es sinónimo de "incomprensible" y lo "claro" sinónimo de comprensible"? ¿Por qué el acto de razonar, la reflexión, se aprecia como un reflejo visual, o por qué la reflexión tiene algo que “ver” con la “contemplación”?


Descartes, en su Discurso del Método, parte de que sólo se puede aceptar como verdadero aquello que sea "claro" y perfectamente "distinguible" para el entendimiento. Pareciera entonces que la inteligencia tiene un tipo de ojo que puede "ver" la verdad, y la "visión" de este supuesto ojo es un poco distinta a la visión que tienen nuestros ojos convencionales (esos ojos míos que terminaban distrayéndose cuando te veían). En otras palabras, una cosa es lo que los "ojos" de la inteligencia ven, y otra, lo que los ojos de nuestro cuerpo ven. Descartes piensa que éstos segundos no son de fiar porque muchas veces nuestros sentidos fallan, que a veces vemos cosas que no son verdaderas, que la única "vista" de fiar es la de la inteligencia...

Desde el punto de vista kantiano, ésta "vista" que tiene la inteligencia es propia del "sujeto trascendental", que éste sujeto trascendental tiene una especie de visión trascendental.

¿Y tendrá algo que ver esta visión trascendental con tu pregunta planteada. Pus yo creo que sí. Al saber que nuestro conocimiento es "visible" es probable que busque constatarse a través de la mirada hecha a nuestro interlocutor, no a sus ojos, sino a la visión intelectual del Otro que mencionas. Y es que tal vez no sea que buscamos los ojos del Otro sino que nuestra inteligencia busca la inteligencia del Otro. Eso que llamamos "ojos del alma" sea lo mismo que los ojos de la inteligencia.


Será entonces, por esa manía "trascendental" que tanto gusta a Kant hallar hasta en las cortinas, que el "sujeto trascendental" es completamente visual porque nuestra facultad de conocer –CONOCER, en su sentido más amplio– es completamente visual, no olfativa, gustativa ni táctil.


Pero no sé, no sé… Tú preguntas cómo es posible que un niño se dirija a nosotros a través de la mirada, indagas la razón de por qué nuestra mirada busca los ojos del otro. No sé, pero con unos ojos tan bellos como los tuyos es difícil no buscarlos. Yo me postulo para buscar la verdad en tus ojos, ser un filoftalmósofo, un amante de la sabiduría ocular, o mejor aún, yo me postulo para ser un poeta de tus ojos, un poeta loco que hará cabalgar sus letras en el aire, letras suyas que serán de tu propiedad por llevar la impronta de tus ojos. Buscaría tus ojos, y tal vez terminaría envidiando mi reflejo en tus ojos por el sencillo hecho de estar él –mi reflejo– depositado en tus ojos. Pero no sigo, no sigo que me siento como un niño al que le cuentan una hermosa historia de sofoscopía contemplativa, porque sé lo fácil que es perder la cabeza contemplando tus ojos.


Saludos cordiales, evidentemente.

18 noviembre 08:54 a.m.

___________

P. D: Claro, es posible que después hiciera también un tratado rinosófico acerca de tu nariz. Haría un poema, también, que alabara tus manos que tanto admiro y culminaría mi labor con un especie de réquiem contemplativo acerca de tu boca, de los armónicos de tu voz, de tus labios, réquiem que fenecería en el momento que dibujara con mi mano el contorno de tu boca para volver a empezar.

domingo, diciembre 03, 2006

Duendes




Hablado de coincidencias, nuevamente.

Se dice que uno puede crear un duende guardando una de las plantas que nace en la Noche de San Juan (23 de junio). La botella debe ser de vidrio y de color negro, debe estar cerrada toda la Noche de San Juan y, al siguiente día, saldrá un duende creado para ser tu sirviente. Esta fecha está relacionada con el nacimiento de Juan Bautista y el solsticio de verano HN (21 de junio).


Para los griegos este solsticio era considerado como la “puerta de los hombres”, puertas que una vez abiertas comunican con “el otro lado del espejo”, impregnando con un aliento sobrenatural cada lugar del planeta. Por eso, esta fecha está relacionada, según, por energías solares actuando sobre la tierra que nos introducen en las relaciones mágicas de la realidad. “es la noche en que los entierros arden, el Diablo anda suelto y los campos son bendecidos por el Bautista.”

Otra explicación es que, justamente en el 21 de junio es el día más largo y el sol se ubica en el Trópico de Cáncer, empezando los días más cortos, por eso los hombres encendían fogatas y hacían procesiones. En el cristianismo, la noche del 23 para el 24 de junio tiene una tradición milagrosa pues, se dice, Zacarías, padre de Juan Bautista, recuperó la voz después de haber dudado de su mujer quien anunció que tendría un hijo.


El caso es que esas fechas tiene, para algunos, un aura mágica, y para mí algo curioso y casi cabalístico. No sé, eso de las coincidencias me dejan un poco pensativo, sobre todo a mí, que nací el 23 de junio, un día que, parece, está cargado de cosas, inesperadas, fantásticas, sorpresivas. Y si a eso le agrego que nací bajo el Dragón dentro del calendario chino… pues ya está, que me siento muy afortunado.

Los duendes, para los celtas, son guardianes del bosque y la naturaleza; pero no sólo son como esos pequeños seres, sino que lo son las plantas, las flores, y por eso los vikingos veneraban a la naturaleza. Yo en lo personal no dejo de asociarlas con las hadas. Se comenta que algunas de ellas fueron mujeres antes de ser hadas y pueden ser desencantadas el mismo día, la Noche de San Juan.


A veces me he puesto a pensar que si un hada me hablara y me dijera que soy medio platónico, no se qué haria, definitivamente.


jueves, noviembre 23, 2006

Mozart

Escenografía para la ópera, de Schinkel, para el estreno
en Berlín en el año 1815, con La Reina de la Noche


Cosa curiosa, cosa curiosa.

Este ha sido el año Mozart y no pasa semana que no vea cartel, concierto, anuncio de película en tv o programa de televisión sobre su prodigiosa vida. A mí en lo personal me ha llamado la atención su relación con los masones. Y no es para menos, sobre todo cuando te das cuenta de qué personas notables han estado en su legión (aunque los cristianos no les envidiarían, por cierto). Umberto Eco hace mención de ellos en el Péndulo de Foucault y le deja a uno la sensación de que la misión del mundo está escrita con “m” de masón… hablo en tono cuasi sarcástico, por supuesto.

El caso es que entré a una páginas de masonería mexicana (porque, según ellos, el destino de mi país se ha esbozado desde sus logias) y parece que está difícil acceder a esos niveles espirituales. Te piden algunas cosas que yo no tengo –sobre todo dinero– y sólo me queda especular a partir de los pequeños indicios que veo.

Pero no me desvío. Decía que me llama la atención la vida de Mozart y su relación con los masones. Además, su muerte no deja de ser una cautivante historia de suspenso. Se comenta que el Réquiem mozartiano le causaba cierto desvanecimiento emocional, en parte también por la sensibilización religiosa que había adquirido en la logia y por sus problemas económicos. Además, mientras escribía su Réquiem elaboraba a la par de la Flauta Mágica, y no es para menos que ella tenga muchas referencias masónicas. En fin, esta mi cuestión especulativa sobre los masones y Mozart es de ahondar en futuras lecturas. Mi primera aproximación –real– con Mozart fue con la Flauta Mágica. El Ave Verum, El Réquiem y algunas otras obras ya eran de mi conocimiento, pero con Die Zauber Flöte supe lo que era Mozart, en verdad lo supe. Ahora veo su obra conjunta y al propio autor de manera distinta.


El fin de semana que pasó vi la representación de la Flauta Mágica, no del todo bien representada, pero es de notable manufactura la obra. Dejo aquí el vínculo para el libreto completo de Die Zauber Flöte, además de una pieza musical (Der Holle Rache) que pueden bajar aquí.
Y en estos vínculos de YouTube se encuentran dos videos, ambos sorprendentemente interpretados por Diana Damrau

miércoles, noviembre 22, 2006

Estadísticas

Es de llamar la atención es el tipo de personas volátiles que llegan a mi blog. En su mayoría llegan por la etiqueta de "Kevin Carter" en Google. Otros más llegan por la traducción de Un bel di vedremo de Madam Butterfly. Unos últimos llegan a través de páginas francesas en cuyo buscador está indicado con la palabra vouyerismos. Éstas últimas llegan y prácticamente se van, la desnudez intelectual no es importante, ni las palabras son tan cautivantes como la imagen. Fuera de estas visitas, mi blog es casi un silencio solitario de panteón o algo así. Salvo Polaf, mi incondicional compañera de viaje, este espacio es casi un paraje bendecido por el tránsito efímero.

Creo que esto tiene algo de bueno. Un blog, me parece, que tiene muchas visitas termina siendo esclavo de sus aficionados y, creo, el autor deja de escribir para sí. Se vuelve un blog comercial, que vende cosas, palabras, ideas. Que vende y busca retener espectadores como las compañías de telemarketing o como los escaparates comerciales. No es lo que busco ni lo que he buscado. Hay gustos exclusivos y exclusivistas. Prefiero a los curiosos que no regresan...

En fin, y sólo por travesura viperina, coloco casi ad infinitum, lo que sigue, sólo para molestar a los amantes de los buscadores:
Kevin Carter, Kevin Carter, Kevin Carter, Kevin Carter, Kevin Carter, Kevin Carter, Kevin Carter, Kevin Carter, Kevin Carter, Kevin Carter, Kevin Carter, Kevin Carter, Kevin Carter,Kevin Carter,Kevin Carter, Kevin Carter.
Y, claro, no falta un poco de…
Un bel di vedremo, Un bel di vedremo, Un bel di vedremo, Un bel di vedremo, Un bel di vedremo, Un bel di vedremo, Un bel di vedremo,Un bel di vedremo,Un bel di vedremo,Un bel di vedremo.
Y por último:
Vouyerismos, vouyerismos, vouyerismos, vouyerismos, vouyerismos, vouyerismos, vouyerismos, vouyerismos, vouyerismos, vouyerismos, vouyerismos, vouyerismos.

miércoles, noviembre 15, 2006

Zadok the Priest

Uno de mis grandes placeres es el canto. El sábado pasado estuvimos en la Catedral de Cuernavaca. Dejo vestigio de tan acontecimiento pues para mí el canto es ya, en si, un gran acontecimiento. Dentro del repertorio de se presentó fue una de las que más me gusta: Zadok the Priest, de Händel.

En este vínculo puedes encontrar algunas interpretaciones que realizó la Coral Polífónoca Guijonesa.

Zadok the priest
and Nathan the prophet
anointed Salomon, king.
And all the people
Rejoiced.
En os dos cuadritos que están al final están dos fotos del vestigio manifestado. El coro Académico de la UNAM no se ve porque esta a espaldas de la orquesta de la Escuela Nacional de Música

lunes, noviembre 13, 2006

insula dulcamara


Una de las tristes pérdidas que he hallado a mi regreso es constatar que insula dulcamara desapareció.
Este cuadro, llamado Insula Dulcamara, realizado por Paul Klee, lo dejo en honor a uno de mis blogs de gran reconocimiento.
Saludos

viernes, noviembre 10, 2006

Urbe

El Distrito Federal es una ciudad de sumos contrastes. Caótica, desesperante, pero al mismo tiempo es, lo afirmo sin temor a equivocarme, la mejor de las ciudades.
Tal vez, por esta razón, he de aceptar que soy completamente citadino, desubicado y errado, pero citadino. Mi experiencia me ha confirmado que soy de esas personas que no pueden vivir más allá del asfalto, que sólo puedo transitar por alguna de las calles de provincia como simple turista, que estoy acostumbrado a las desventuradas comodidades que brinda una urbe como ésta, a pesar de las consecuencias que se pagan por ello: tráfico, manifestaciones que cierran avenidas, el infaltable estrés capitalino, horarios, regaños por retardos laborales y un largo etcétera que confirma que soy un fantasma citadino que tiene una inefable preferencia por el asfalto mundano de las cosas correctas.
Y esto lo digo por el sencillo hecho de que aquí es donde yo he crecido, a pesar de pertenecer como una pieza más dentro de este enorme engranaje urbano, y ser un prisionero de todo lo que no tengo.

_________________________________

No tengo tiempo.
Rodrigo González

"Cabalgo sobre sueños innecesarios y rotos, prisionero iluso de esta selva cotidiana. Y como hoja seca que vaga en el viento, vuelo imaginario sobre historias de concreto. Navego en el mar de las cosas exactas, muy clavado en momentos de semánticas gastadas. Y cual si fuera una nube esculpida sobre el cielo, dibujo insatisfecho mis huellas en el invierno.

Ya que yo no tengo tiempo de cambiar mi vida. La maquina me ha vuelto una sombra borrosa. Y aunque soy la misma tuerca que han negado tus ojos, sé que aún tengo tiempo para atracar en buen puerto.

Camino automático, en una alfombra de estatuas, masticando en mi mente las verdades mas sabidas. Y como un lobo salvaje que ha perdido su camino, he llenado mis bolsillos con escombros del destino. Sabes que manejo implacable mi nave cibernética. Entre aquel laberinto de los planetas muertos. Y cual si fuera la espuma de un anuncio de cerveza, una marca me ha vendido ya la forma de mi cabeza."


Puedes bajar esta otra también: Vieja ciudad de hierro, del mismo Rodrigo González

miércoles, julio 19, 2006

¡Viva Juárez!


"Las infartantes elecciones mexicanas me han traído a la memoria la figura de uno de los políticos más carismáticos de ese país, Benito Juárez (1806-1872), el del célebre grito ¡Viva Juárez!, un indio zapoteca que hasta el día de hoy ha sido el único indígena que ha llegado a ocupar la presidencia de México. La Aventura de la Historia sacó el pasado mes de abril un interesante trabajo de José M. Muriá sobre este hombre reformista y fascinante, del que cuenta una anécdota maravillosa. Resulta que en 1855, durante la dictadura de Santa Anna, Juárez fue detenido y desterrado. Anduvo dando tumbos por La Habana y Nueva Orleans, hasta que consiguió regresar clandestinamente a México y refugiarse en un campamento rebelde próximo a Acapulco.

Juárez tenía 49 años y era bajito, más bien grueso y de rasgos y color inequívocamente indios, así es que cuando llegó, entremezclado con otros refugiados, le pusieron a cuidar caballos. La primera sorpresa para sus compañeros fue descubrir un día casualmente que el indio ése sabía leer y escribir. Como eran conocimientos muy raros en la época, Benito (nadie conocía su apellido) fue convertido en amanuense. Y así transcurrieron algunas semanas. Hasta que llegó una carta al campamento dirigida al "Licenciado Benito Juárez". Los dirigentes rebeldes pensaron que se trataba de un error, porque ellos no sabían que semejante personaje anduviera por allí. Y entonces, para pasmo de todos, el modesto escribano indio levantó la mano y dijo: "Yo soy Juárez". El mismo Juárez que, antes de llegar al campamento, ya había sido regidor, juez, diputado local y nacional, gobernador de Oaxaca y director del Instituto de Ciencias y Artes. Y que había guardado con formidable temple su secreto. Siempre me han fascinado estos héroes callados que parecen salidos de una novela de Conrad, estos tipos que arrastran con orgullosa humildad un pasado glorioso del que nunca alardean. Individuos tan sólidos y enteros que no necesitan presumir de sus logros para respetarse a sí mismos. ¿Imaginan a Calderón o a López Obrador (penosa su actitud tras las elecciones) comportándose así? ¿O a cualquiera de nuestros petulantes y vociferantes políticos?"




Suscribo lo dicho por:

Rosa Montero

EL PAÍS - Última - 11-07-2006

jueves, junio 15, 2006


Uno de los problemas que he experimentado es la ausencia de creatividad cuando se entra al terreno laboral. Es cierto que, por poner cualquier ejemplo, al menos el más inmediato, te vuelves más versátil a la hora de expresar conocimientos al dar clases (que es mi caso), pero la versatilidad en conocimientos cercena la creatividad.

Robot ilustrado, parlante semi-erudito, falso erudito, empiezo a sentir los estragos de la creatividad. Empiezas a escribir por oficio y no por impulso de convergencia holística.

Trabajo, trabajo, trabajo. El problema del trabajo es entrar al sector mecánico de la vida: horarios, retardos laborales, pensamientos rutinarios y discursos repetitivos.

viernes, mayo 05, 2006



Yo recuerdo que desde pequeño fui un mal estudiante. Disperso, falto de concentración, falto de interés.

Admiraba a las personas que se atrevían a interrogar a los profesores porque tan confundido estaba yo que ni una sola pregunta se me hubiera ocurrido formular. Claro, es cierto que la respuesta pudiera, en lugar de explicar, confundir más. Pero el caso es que admiraba que alguien pudiera entender algo para, al menos, formular una pregunta. ¿Y qué pasó después? Nada, que de un momento a otro descubrí que lo mío era leer, leer mucho hasta llenarme los ojos de letras de distintos colores y sabores, hasta mancharme las manos de hartazgo palabrero.

viernes, marzo 10, 2006

Tributos

He llegado a pensar que mi único propósito en la red es conservar una lectura fiel de nuestros pensamientos.

A veces me he preguntado qué es lo que pasará al otro lado de mi pantalla. Qué será de tu vida, de tus propósitos, qué encargo funge tu pupila en mis palabras. Tengo la ardua y honrosa tarea de mantenerte en mi blog. Acaso a estas fechas te hayas vuelto la única persona que me lee, que me lee realmente, que repara en la coma y el acento de mi voz, que no omite la imagen ni el texto.

Este blog tendrá su razón de ser mientras siga embrujándote. Para mantener vivo mi deseo de escribir me basta que a alguien le parezcan importantes y necesarios estos mensajes peregrinos. Y si esa necesidad fenece, habrá silencios que se fundan con los míos, silencios que sean el espacio en blanco para tus lienzos llenos de carmín.




lunes, febrero 27, 2006

Deshilvanario











En cuestiones del amor —como otras tantas más, seguramente— es más fácil que termines devorado por el Minotauro a que encuentres una tranquila escapatoria a tus temores. No hay fórmulas seguras para la ecuanimidad afectiva. Y es que los posibles indicios que pueden seguirse para hilvanar tranquilidad muchas veces pueden tomar forma de grandes murallas que nos impregnan de insoportables perplejidades.









En definitiva, ocasionalmente no te quedará otra cosa qué hacer. Acaso adosarnos a los muros enmohecidos de nuestra celda, palpando nuestra calada y agüitada vida sentimental.

En este laberinto de subterfugios a veces creo que no habrá otra opción mas que "volarnos la barda", es decir, inventarnos una escapatoria ratona: abandonarás a Ariadna y acudirás a Penélope para conseguir un poco de tranquilidad dentro de este embrollado laberinto de tu vida.














(Selecciona y abre las imágenes)



.




.

miércoles, febrero 15, 2006

Grafos




La ventaja de un texto escrito, decía Savater a su hijo Amador, es que puedes leerlo cuando quieras, «a ratos perdidos y sin dar una muestra de respeto: al pasar por las páginas bostezas o te ríes si te parece, con toda libertad, es más propio para ser leído que para ser escuchado por un sermón». A diferencia de una plática cara a cara, donde uno debe mostrar interés aunque se esté soñando en ir a ver cualquier cosa en lugar de presenciar un rollo confesional, el texto escrito es paciente y sabe esperar cuando regreses a terminarlo. Hoy, por un impulso de desahogo me siento en la computadora para comentarte que estoy agotado de tanto leer, y de eso voy a hablar en este momento. [Empiezan algunos bostezos]


Recuerdo que hace unos días leí (para variar) un artículo donde se mencionaba que un buen texto es aquel que provoca en el lector el deseo de escribir. Un buen cuento, por ejemplo, seria capaz de concebir en tu voluntad el deseo de escribir un cuento, decirse uno para sí «yo también puedo hacer un cuento». Un buen texto —precisando mi recuerdo— es aquel de debe prolongar de manera natural el gusto por la lectura hacia la escritura en un lector común, pues la lectura y la escritura no deben de estar reñidos, ni tendría por qué estarlo.Así pues, en eso consistiría el “feeling” y esencia de un buen escritor: llevar al lector a la idea de que él también tiene algo qué decir, y que no es necesario ser todo un catedrático de la escritura para narrarnos en poesía, cuento, ensayo y demás florituras de la narrativa fragmentaria.

Bueno, eso es lo que se dice. Pero me ha pasado que leo y leo, y en ocasiones uno pierde el hábito de la escritura. Claro, leo y saco apuntes, pero esos vagos escritos se refieren a lo leído, no a mis reflexiones personales.

¿Pues qué has estado leyendo? —se preguntarán. Respuesta: Las Confesiones, de San Agustín. Y para curiosidad, me ha sido un texto inasible porque no he encontrado la interrogante que me sirviera como un detonador de cuestionamientos que impulsaran a una lectura más dinámica y —si se quiere— interactiva. No he podido sacar un ex–cursus, mis propias confesiones, pues, y/o especulaciones intelectuales. Es agotador leer sin una piedra de toque o punto de apoyo. Sucede como en la literatura, cuando no encuentras el anzuelo que te sostenga a la obra empiezas a leer casi mecánicamente, o definitivamente terminas dejándola.

El caso es que casi al final del libro encontré un anzuelo —¡al fin!— que me ha conducido a imaginar no sé cuántas cosas. Es curioso que la filosofía precise de imaginación, pero así sucede al menos a mí, de lo contrario creo que me volvería un lector mecánico.

Hoy en la tarde, mientras leía más por oficio de lectura que por placer intelectual, me dí cuenta de que necesitaba escribir algo fuera de tema, algo sobre mí, desahogar esta extraña inconformidad de la palabra, y ahora me doy cuenta de que un blog sirve hasta para eso, para desahogarse de no sé qué cosa personal. [Disculpa a mis cyberpsicólogos]

Me he percatado de que cuando dejo de leer me falta algo, como que me siento incompleto, como si anduviera por las calles con la mochila vacía, y es que tengo un marcado hábito de lectura. Pero también constato de que ahora tengo otro hábito: escribirme, describirme e inscribir en el imaginario de lo virtual (o la virtualidad de lo imaginario).

Ya me siento mejor.

P. D.: Gracias por llegar hasta aquí.



domingo, febrero 12, 2006

Kevin Carter









En 1993, el fotógrafo sudafricano Kevin Carter viajó con su amigo Joao Silva al llamado "Triángulo de la Hambruna", en Sudán, donde el gobierno islámico estaba en guerra con las tribus Nuer y Dinka. Llegaron en un avión de Naciones Unidas cargado de comida. "Los pobladores hambrientos rodearon el avión, salvo aquellos demasiado débiles para caminar, que esperaban sentados alrededor de un improvisado comedor", dijo Carter, y ambos fotógrafos se separaron para tomar fotos por el campamento. Momentos después le dijo a su amigo: "Le estaba sacando fotos a una nena arrodillada, que apoyaba la cabeza contra el suelo, y de repente un buitre gigante se posó detrás de ella. Seguí disparando, y recién después espanté al buitre". Cuando trató de mostrarle el lugar a su amigo, no estaba el buitre pero la pequeña seguía ahí, vencida por el hambre, y ninguno de los dos la ayudó a llegar al comedor, que estaba apenas a cien metros.

Carter vendió la foto al New York Times, ésta se convirtió en un símbolo de la hambruna, usada en infinidad de posters y campañas, y cuando al diario neoyorquino llegaron miles de cartas preguntando qué había sucedido con la niña, qué había hecho el fotógrafo, Carter tuvo que confesar que no había hecho nada, que suponía que la niña se había levantado para llegar al comedor. El 12 de abril de 1994, la foto ganó el Premio Pulitzer y cuando llamaron a Carter para anunciarle del premio, el fotógrafo no quiso atender a la prensa extranjera, al parecer porque los cuestionamientos lo estaban enloqueciendo. Decía Carter:

Es la foto más importante de mi carrera, pero no estoy orgulloso de ella. No quiero ni verla. La odio. Cuando Joao y yo estuvimos en Somalia en 1992, en medio de la hambruna, ninguno de los dos recogió a un solo chico enfermo o agonizante, aunque vimos cientos. Los mirábamos morir y sacábamos fotos. Yo me sentí impotente cuando fotografié a un hombre cuyo último hijo se le estaba muriendo en sus brazos. Eran buenas fotos; la tragedia y la violencia son imágenes poderosas; por eso las pagan así. Algo de la emoción, de la empatía y la vulnerabilidad que nos hacen humanos se pierde cada vez que apretamos el obturador de la cámara.

Meses después de obtener el premio, a la edad de 33 años, Kevin Carter se suicidó conectando una manguera al tubo de escape y aspirando los gases tóxicos. Al parecer, no pudo resistir ser testigo impávido de una imagen maldita que reflejaba la muerte del hombre, de todos los hombres, talvez el reto más difícil al enfrentarse con momentos dolorosos del acontecer humano.

Texto de Olga Lucía Muñoz López, aparecido en al periódico El Pulso, febrero 20002.

miércoles, febrero 08, 2006


Naturaleza muerta con libros, Botero







Ya casi regreso. Tengo carga de trabajo.





















sábado, febrero 04, 2006

Lápiz

(Seleccionar y abrir la imagen para ampliar)












.

sábado, enero 28, 2006

Paradojas del artificio.

Soy una persona que después de haber tenido una vida de novela, de mala novela, ha caído en la escritura como refugio de su propia existencia. Escribo porque no tengo otra opción, porque lo he intentado todo, casi todo, y me he resignado a que la mejor forma de vivir una vida intensa pero sin padecer sus tristes peligros es a través de la escritura, del pensamiento, la reflexión y la literatura.

George Sand, después de haber viajado por países, escalado montañas y soportado fríos inviernos a la intemperie, se dio cuenta en Mallorca que sus mejores viajes los había realizado sentada en su viejo sillón, frente a la chimenea, con un libro en la mano. Al modo de ella he decidido redactar mi vida sólo para mí mismo, seré como un Descartes de la escritura, me sentaré en mi sillón a buscar ideas claras y distintas. Me dedicaré a contarme mi propia vida para anticiparme metódicamente a mis infortunios, para darles un cariz estético que los haga mejor llevaderos. Posiblemente me haga poeta, quizá en la biografía de un Rimbaud puesta de cabeza. Me sentaré a leer todos los libros desde el final hacia el principio para hacer toda una fenomenología de los espíritus individuales. Tal vez encuentre un trabajo de prologuista o en un instituto, seré como alguno de esos hombres solitarios y misóginos que viven escribiendo para sus becas, o uno de eso profesores de preparatoria que son incapaces de compartir el café de su desayuno.

«Las artes requieren testigos» —decía Valery testificando a Marmontel— y pienso que mi nueva vida, para que sea artística, no puede exisir en sí misma, no debe existir en sí misma. Para que mi vida exista debe ser comprendida por algo o por alguien, por eso es necesario que sea contada al menos a un lector imaginario, a una almohada o aunque sea a uno mismo. Qué importa el ágrafo de Sócrates, prefiero a Platón.

Pero no, yo no seré un escritor, sólo quiero escribir. Seré un Tenorio, ese personaje de Vila–Matas, y me dedicaré a contarme mi propia vida, mi propia historia real que hable del paso del tiempo. Sé que esta será una vida de muerto, y así es. He decidido terminar con mi vida. Seré un significador de ella porque los que viven su vida se vuelven insignificantes, como ese cúmulo de lápidas sin nombre que resguarda a aquellos soldados desconocidos que lucharon por la batalla de la vida.

Prefiero narrar a lápiz que ser narrado con bolígrafo. El grafito es más noble, te permite jugar a Dios, puedo enmendarlo todo sin dejar marcas, tachones ni la plana sucia. Kierkegaard decía que «si escribieramos de vez en cuando todo lo que nos acontece en la vida podríamos, sin pensar en ellos, volvernos filósofos.» Pues bien, yo seré uno de tiempo completo. Vivir o escribir, la paradoja está resuelta. El "justo medio" aristotélico es sólo un desideratum de la razón, uno de sus tantos artificios que se cumplen a regañadientes.

Finalmente creo que soy como la mayoría de todos esos Tenorio que ya no les queda otro remedio mas que escribir, leer y escribir, porque no pueden ser otra cosa, porque ya no quieren hacer otra cosa mas que contarse su propia vida en forma literaria, con la pipa apagada, masticando las mismas ideas y planteando de forma exagerada sus trilladas dicotomías imaginarias.





Caminante












Si, no soy mas que un caminante, un peregrino en la tierra. Pero ¿vosotros sois algo más?


Goethe, Werther







.

miércoles, enero 25, 2006




«Un par de años antes [a los cuatro] me contaste un sueño que habías tenido. ¿A que tampoco te cuerdas? Estabas en un campo muy oscuro, como de noche, y soplaba un viento terrible: Te agarrabas a los árboles, a las piedras, pero el huracán te arrastraba sin remedio, igual que la niña de El Mago de Oz. Cuando ibas zarandeando por el aire hacia lo desconocido, oíste mi voz (“yo no te veía, pero sabía que eras tú”, precisaste) diciendo: “¡Ten confianza! ¡Ten confianza!»

Savater, Ética para Amador



Dice Aristóteles que Dios es al hombre como el padre al hijo, y tal vez haya algo de cierto. Savater escribió estas palabras a su hijo Amador y yo, por mi parte, no dejo de decírmelas a mí mismo cuando me encuentro frente a los demonios de mi propia infancia.







__________________

En la foto: Mi padre y su pequeño monstruo, 1981 aprox. (No, no me ha dado por ser Kafka y ver a mi padre de esa manera. Él iba disfrazado para un carnaval)

martes, enero 24, 2006

...



De marzo a mayo de 2003, yo estuve acompañando a la 3ra brigada de la 101 división aerotransportada, especializada en asaltos desde helicópteros. La foto fue tomada el 31 de marzo de 2003, cerca de Najaf, en Irak.

Cuando acampamos en el desierto, escuché que la brigada había recibido algunos prisioneros que iban a ser transportados vía aérea a otro campo para ser interrogados. Pregunté y fui conducido a donde los tenían detenidos. Eran alrededor de 30 prisioneros, más un pequeño niño, que atrajo mi mirada. La unidad que los transportaba no fue la misma que los había capturado, de modo que los soldados no sabían si los prisioneros eran combatientes o no. Ellos dijeron que el niño estaba con su padre cuando fueron capturados y no querían dejarlo solo en el desierto.

Los soldados condujeron a los prisioneros de un camión dentro de la jaula temporal de detención, que en realidad era un anillo de alambre de púas, alrededor de una parcela de arena, y siguiendo órdenes, les pusieron capuchas y esposas, incluyendo al padre del niño. El niño estaba aterrorizado y empezó a gritar.

Después de un tiempo, mientras el niño seguía llorando y aferrándose a su padre, uno de los soldados estadounidenses cortó las esposas plásticas del hombre, de manera que pudiera abrazar y calmar a su hijo. Pude escuchar al hombre, que estaba aterrorizado, murmurando a su hijo en árabe. Fue en ese momento cuando tomé la foto, trabajé muy de prisa, tomando sólo dos imágenes porque quería ser discreto.

No pude hacer más que imaginar a mi propia hija, Lauren, que tenía la misma edad, cuatro años, la misma complexión, en la misma situación. Pensé mucho en ella, antes, durante y después de tomar la foto, claro está, también porque la extrañaba mucho.

Fue muy emotivo para mí, la angustia del niño y el padre, indefenso pero tratando de proteger a su hijo. Sentí un gran alivio cuando, después de que sus esposas fueron cortadas, el padre fue capaz de consolar a su hijo que dejó de llorar.

El ejército no me pudo dar los nombres de los prisioneros, y no supe que les pasó porque tuve que salir de ahí con mi grupo. Traté de averiguarlo, pero con tropas dispersas y en movimiento por el desierto y con la comunicación limitada, no pude hacerlo.

Jean Marc Bouju


domingo, enero 22, 2006

Especulaciones de un pirómano.

El amor es una flor que nace de una noche temerosa.
Kierkegaard


A pesar de lo que digan las estadísticas, los sabios consejos de los entrañables amigos y amigas, y aunque nuestras propias advertencias que como pequeña conciencia te recomiendan y/o regañan que no lo hagas, siempre será bueno perder la cabeza por alguien. Recuerdo que Goethe decía que nos comportamos con respecto al amor como unos mosquitos que vuelan deslumbrados alrededor de la llama de una vela por la noche. Así nos encandilamos, decía en Werther, el amor es un fuego inocente que nos lleva irremediablemente a la muerte. Y es posible que no sea necesariamente una muerte física, pues hay distintas formas de padecer pequeñas muertes en vida. «Vivo sin vivir en mí, y de tal manera espero, que muero porque no muero», decía Santa Teresa de Ávila.

El caso es que la historia de la literatura y la historia de los hombres está llena de estos deslumbrantes pero mortales encuentros amorosos, y posiblemente nuestra anodina vida se reduzca a encarnar tal encuentro, a hacer propia esa experiencia. En un pasaje del Fedro, insigne diálogo platónico sobre la belleza y el amor, vemos al desesperado Lisias tratando de convencer agraciado Fedro de que —contrario a lo que pudiera pensarse— «el arte de amar consiste en amar a quien no se ama». Sin duda, Lisias ya había perdido la cabeza para recurrir a este tipo de argumentaciones rebuscadas; aunque más rebuscada será la argumentación del propio Sócrates ahí, cuando más adelante dice que el arte de amar consiste, más bien, en que el alma del hombre cumpla su destino: llegar a «un lugar más allá del cielo» (topos hyperouranios) mediante la teoría (contemplando a la “diosa verdad”, según la acepción etimológica de teoría), ascendiendo por una escala que la llevaría a ese lugar supraceleste.

Por lo que se ve, Sócrates no sólo perdió la cabeza, tal vez ya ni la tenía desde que vio a lo lejos a Fedro y bien pudo haber sublimado sus deseos amorosos en una teoría dirigida a la región supraceleste, tal y como pudiera haberlo hecho Santa Teresa quizá, o como uno llega a hacerlo cuando ve a una chica que nos arrebata la atención, deformándonos el sentido de la congruencia a tal grado de jurar haberla visto caminando como diosa, casi en cámara lenta, mientras que el viento acaricia su cabello, para envidia nuestra, prolongándolo en un juego cruel de sofisticada inmediatez teórica.

Y es que el cortejo amoroso tal vez consista en que un descabezado/a descabece a su futura contraparte, posiblemente resida en convencer a la futura descabezada/o que lo mejor que se debe hacer en esta desolada vida es quitarse la cabeza y ponerse a jugar el serio juego del amor con ella, quitarse la cabeza para descubrir en la soledad de los amantes las distintas formas de vivir sin ella. Claro, todas las teorías que se puedan derivar de esta práctica sólo podrán ser resultado de una sublimación de la persona amada, una impostación de esta intuitiva y fogosa prórroga que se va dilatando como un incontrolable encanto.

«El amor es una flor que nace de una noche temerosa. Es como el nenúfar, que posa su cáliz blanco en las superficies de las aguas, al mismo tiempo que sus raíces se sumerge allá abajo en una sombría oscuridad de la que la mirada se aparta horrorizada.» Falsa promesa de infinitud, insomnio tortuoso cuando fenece, el amor nos va consumiendo lentamente hasta dejar desnudos los huesos, dolorosamente agotados y con unos cuantos meses/años perdidos. Tal vez por eso dirán los sabios que el mejor amor no es el físico sino el sublime, y es que habrá razón de eso porque al menos las ideas no son inestables emocionalmente como la pareja, ni celosas, al menos no lo son tanto. Huyen ellas, las ideas, del cuerpo y se colocan lo más alejado de él, en la cabeza, y cuando pueden buscan quedarse en los libros.

Ayer estuve con una guapa despechada que jura no perder la cabeza de nueva cuenta por alguien, ni morir por no morir. Por raro que parezca, yo tampoco entiendo porqué la dejó. Y ahí estuvo ella, diciéndome que quiso convencerlo de que el amor consiste en amar a quien no se ama, convencerlo y convencerse, alternando entre Lisias y Fedro, de que en eso consiste el esfuerzo amoroso. Y es que a veces no queda mas que hechar mano en algún momento de esa teoría desesperada como último recurso ante lo imposible.

Yo en cambio, si hubiera sido él, posíblemente terminaría como Sócrates, hablando del cielo con ella. Quizá también me la llevaría lejos, más allá del cielo, le hablaría de la inmortalidad del alma, su alma, y haría una constelación jerarquizada de las ideas donde ella sería la más hermosa de esas teorías. Y si toda esa constelación se desbaratara, quedaríamos abrazados, sin miedo, suspendidos en el infinito. «Y si tienes miedo, aférrate a mí que yo no tengo. Porque cuando el pensamiento tiene una idea el cuerpo no tiene miedo. Y yo sólo pienso en tí», decia Juan a su Cordelia. Claro, si hubiera sido él hubiera hecho todo esto pero, como saben, yo no soy él, y ella tiene, literalmente, la cabeza en otro lado. Pero ya lo decía Neruda «corto es el amor y largo el olvido», ella todavía no empieza a olvidar y creo que la vida es una larga espera donde unas veces somos esperados y otras nos mantenemos esperando.

Por el momento sólo me queda la vacua teoría kierkergardiana de la "resignación infinita" que constato de nueva cuenta: ser poeta, aceptar la pesadez del cuerpo sin poder hacer otra cosa mas que contemplar y admirar, esperar que un día pueda dar ese salto al infinito.

En fin, y a pesar de lo que digan las estadísticas sobre las resacas emocionales, yo habré de jugar con fuego aunque termine como querubín, ardiendo.


Como para volverse loco, en definitiva.











"Y el estudio de la lección nos ofrecía los encuentros secretos que el amor deseaba. Abríamos los libros, pero pasaban ante nosotros más palabras de amor que de la lección. Había más besos que palabras. Mis manos se dirigían más fácilmente a sus pechos que a los libros."

Carta de Abelardo a Eloísa (fotografía y fragmento cortesía de Patricio).




viernes, enero 20, 2006

SÓCRATES. — Elegante y sabio Hipias,
¿cuánto tiempo hace que no has venido a Atenas?




Chat entre [A] y [B] (las voces y los rostros han sido ocultados para la protección e integridad de los chateros en cuestión):

[A]11:07:21 p.m. ¿En qué trabajas?

[B]11:07:56 p.m. revisión de estilo editorial

[A]11:09:01 p.m. Wow, sí que es interesante. A mi me gustaría tabajar en algo así.

[B]11:09:08 p.m. no es horrible

[B]11:09:18 p.m. es aburrido malpagado e ingrato

[A]11:10:16 p.m. Sí, me ahn comentado. Conozco a un amigo que trabajó en eso y lo dejó por una beca, pero es un trabajo súmamente formativo. Él trabajaba en una editorial, pero por las noches... ¿Estás en el trabajo?

[B]11:10:42 p.m. sí trabajo desde el hogar

[A]11:10:46 p.m. (Lo de mal pagado es cierto)

[B]11:11:14 p.m. también hago tareas y ensayos, garantizo 9 o 10

[A]11:11:32 p.m. No maaaa... ¿cierto?

[B]11:11:36 p.m.

[A]11:12:31 p.m. Na, que. Ahora tú me engañas. Y resulta que eres amiga de Sari Bermudez.

[B]11:12:44 p.m. quién pitos es ese?

[B]11:12:54 p.m. qué tiene de raro hacer tareas?

[A]11:14:18 p.m. No, de raro, nada. Ya había oído que existía un trabajo de ese estilo, pero me cayó en sorpresa. Supongo que no entrarás en la red y te plagiarás los trabajos cambiándoles unos párrafos por otros.

[B]11:14:45 p.m. no, tengo un don especial para escribir ese tipo de cosas

[B]11:14:51 p.m. así q todo es original

[A]11:15:13 p.m. (Que por cierto en la red pululan más malos que buenos, pero luego te encuentras unas joyitas)

[A]11:15:38 p.m. Pues más que don ha de ser técnica.

[B]11:16:03 p.m. no, es un regalo divino

[B]11:16:07 p.m. puedo escibir lo que sea

[A]11:16:47 p.m. Bueno y tu trabajo de "I'll do your homework" es personal o existe una, digfamos, compañía?

[B]11:16:58 p.m. just mine

[A]11:17:05 p.m. (Bueno, que puedas escribir lo que sea, cualquiera lo hace)

[B]11:17:21 p.m. jajaja me estás retando?

[A]11:19:16 p.m. No, no te reto. Pero "lo que sea" no es confiable. Tú estudiaste pedagogía, sabes que hay técnicas de redacción efectivas y una estructura discursiva más o menos confiable. Además, está el hecho de que los profesores no siempre leen con atención los trabajos (si los lelgan a leer completamente)

[B]11:19:33 p.m. perdón?? jaja au´q e mamada como pedagogía

[B]11:19:39 p.m. soy filósofa no me ofendas

[A]11:20:08 p.m. Ah, mira, pensé que estabas en la U pedagógica.

[B]11:20:19 p.m. no nada que ver

[A]11:20:50 p.m. Pero de cualquier forma, sabes que hay técnicas de redacción efectivas

[B]11:21:16 p.m. bueno cinco

[B]11:21:25 p.m. o sea equis next

[A]11:21:35 p.m. ¿?

[B]11:21:45 p.m. siguiente tema

[A]11:22:09 p.m. Ahora, que si te llamas filosófa, eso estará por verse. (Tampoco es reto)

[A]11:23:57 p.m. A ver, "¿Cuál es tu filosofía, Filosofa?" (Siempre quise preguntar eso). Broma, no es cierto. pero dime, antes de cambiar de tema, tu trabajo de hacer tareas, es personal o existe una, digamos, compañía?

[B]11:24:13 p.m. mío

[A]11:24:33 p.m. ¿pero cómo te promocionas? ¿Entre amigos y eso?

[B]11:24:50 p.m.

[B]11:25:30 p.m. si te interesa cobro 500 10 cuartillas calificación garantizada

[A]11:26:07 p.m. No, por supuesto que no me interesa.

[B]11:26:25 p.m. "por supuesto" jajajaja

[A]11:26:38 p.m. Estás hablando con alguien que toma su trabajo seriamente.

[B]11:27:16 p.m. tú también

[A]11:28:21 p.m. Es cierto que la filosofía te da suficientes herramientas de investigación, pero al menos yo no contrataría los "servicios" de alguien para que apruebe mis calificaciones. Creo en el trabajo y íenso ue el oficio del escritor se consigue escribiendo.

[A]11:29:08 p.m. No hay de otra. O eres escritor o te haces pato. Eso pienso.

[B]11:29:24 p.m. sí equis, a veces se acumula el trabajo y no queda de otra

[B]11:29:31 p.m. pero no te pongas tan morales no es para tanto

[A]11:30:39 p.m. Oficio, oficio. Estoy pensando que tal vez eres filosofa. no, noes moralidad, no lo reduzcas a una frase sarcástica. Me gusta lo que hago.

[A]11:32:32 p.m. Además, filosofía no es sólo sacar buenas calificaciones. pero no sigo con esto.

[B]11:35:07 p.m. en fin qué hueva iré a ver la televisi+on o algo

[B]11:35:09 p.m. nos vemos



Y colgó...