domingo, febrero 17, 2008

En el pleno ocio del "no tengo ganas de hacer algo", me autorizo hacer un copy-paste de una nota de El Universal. Refiere a los blogs. Está extenso. Por lo tanto, sólo puede ser leído si no hay nada mejor que hacer. Así entonces, una vez hecha la advertencia... En sus marcas... listos...




16 de febrero de 2008

En 2006 había en la red 27 millones de blogs; en 2007, el rastreador Technorati contabilizó 100 millones: el número se duplica cada cinco meses y hace imposible seguir el desarrollo de esos diarios personales que en sólo una década llevaron al mundo a la blogósfera. El siguiente texto revisa los rasgos principales de una fuente omnipresente de información sin restricciones, que ha tomado por sorpresa a la política, la guerra, las artes, la vida pública y privada, e incluso al lenguaje


Blogs

Por ARMANDO GONZÁLEZ TORRES

Hace dos años me dieron una idea asombrosa para un libro: hacer una antología de blogs. Yo estaba segura de que no había manera de hacerla. Los libros son concisos. Los blogs son prolijos. Los libros son lentos. Los blogs son rápidos.

Los libros te piden conservarse entre sus cubiertas. Los blogs te invitan a extraviarte. Los libros se preocupan por los derechos de autor y evitan la difamación. Los blogs toman lo que necesitan impunemente —noticias, chismes, películas, videos. Hacer un libro con materiales de blog, si pudiera hacerse, acabaría con éste, ¿no es así? (De hecho lo hice: Ultimate Blogs, Vintage, 2008.)

Un blog, para aquellos que no lo saben, es un diario o bitácora que aparece en un sito de la red. Se escribe en línea, se lee en línea. Está ahí para que cualquier persona conectada a internet pueda verlo y (en muchos casos) comentarlo. Los textos que se suben a la red, o posts, se organizan en un orden cronológico inverso, como un montón de correos sin abrir, con los nuevos posts hasta arriba y los viejos debajo. Algunos blogs parecen revistas on-line, con gráficas, barras y fotos con pie. Otros sólo tienen el nombre del blog en el título y los posts fechados después. Puedes encontrar blogs con una búsqueda en Google, bajo el nombre del blog (si lo sabes) o haciendo una búsqueda en Google Blog mediante palabras clave.

La palabra “blog” es una palabra mixta para web log o weblog. En 1997 Jorn Barger, el autor de Robot Wisdom, un sitio de la red lleno de textos sobre James Joyce, la inteligencia artificial y el judaísmo como racismo (él mismo tiene fama de racista), acuñó la palabra weblog. En 1999 Peter Merholz, el autor de un weblog llamado Peterme, la dividió en dos así: we blog inventando una palabra que podía usarse como nombre y como verbo. Nació entonces “blog”.

Actualmente existen más de 100 millones de blogs en el mundo, 15 millones de los cuales están activos. (En Japón los blogs olvidados o abandonados se llaman ishikoro, guijarros.) Existen blogs políticos, confesionales, de chismorreo, sexuales, para las mamás, científicos, para soldados, de parafernalia, de ficción, de video, fotográficos, y de dibujos animados, por mencionar algunos. Algunas personas entran solas a los blogs y otras en grupo. Todo periódico o revista que se respete tiene a reporteros y críticos hurgando en los blogs, incluyendo a The New York Times, The Atlantic y The New Yorker.

Cada deporte, cada guerra, cada huracán hace surgir toda una cosecha de bloggers, que a menudo superan a los medios con su puntualidad, su alcance geográfico y su obsesión por los detalles. Puedes enterarte de detalles de la guerra de Irak por los bloggers iraquíes, por los soldados estadounidenses (frecuentemente censurados) o por estudiantes como Juan Cole, cuyo blog, Informed Comment, resume, analiza y traduce las noticias que vienen del frente. En el terreno de la ópera, por ejemplo, está Parterre Box, algo pretencioso, o Sieglinde’s Diaries y My Favorite Intermissions, escritos por los asiduos al Met [Metropolitan Museum of Art], o bien Opera Chic, un blog basado en La Scala de Milán (que siguió con todo detalle el escándalo de la salida de Aída de Roberto Alagna hace un año).

* * *

Con tal riqueza, parecería que, en un abrir y cerrar de ojos, sería posible reunir un montón de blogs en un libro y denominarlo antología. Falso. ¿El problema? Los vínculos [links] —esos fragmentos de texto resaltados en los que uno da clic para ser transportado a otro blog o a otro sitio. (Los vínculos son los equivalentes en la red a las notas a pie de página, excepto que te llevan directamente a la fuente.) No es que sea difícil transcribir los vínculos a la palabra impresa. Es que toda la cultura del vínculo —componer al vuelo, tomar y pegar lo que quieras, hacer extrañas e inexplicables relaciones y referencias— no entra fácilmente en un libro. Sí, hablo de la escritura del blog en sí misma.

Un buen número de libros ha ponderado los efectos de los blogs y los bloggers en la cultura (We’ve Got Blog and Against the Machine), en la democracia (Republic.com 2.0), en la política (Blogwars), en la privacidad (The Future of Reputation), en los medios (Blog: Understanding the Information Reformation and We’re All Journalists, Now), en el profesionalismo (The Cult of the Amateur), en los negocios (Naked Conversations), y en todo lo que mencioné antes (Blog!). Pero, ¿qué sucede con el efecto de los blogs en el lenguaje?

¿Son un nuevo género literario? ¿Tienen sus propios conceptos, formas y reglas? ¿Tienen una esencia?

* * *

Leer blogs no es como leer un artículo periodístico o un libro. Los lectores de blogs saltan de aquí para allá. Siguen vínculos. Pasan de blogs a anuncios de noticias a videos de You Tube, y lo hacen más fácilmente de lo que se puede dar vuelta a la hoja de un diario. Siempre los están guiando —a alguna parte. Los bloggers buscan fragmentar la atención y repartirla como limosna —autores de una sola línea, fragmentos de canciones, noticias resumidas y juicios sumarios. Algunas veces ni siquiera los detiene la puntuación. Y si ni siquiera pueden poner la inflexión correcta en una frase, utilizan las iniciales OMG (Oh My God!) o un emoticón: por ejemplo, una carita feliz :-) o un guiño ;-) o un ceño fruncido :-( en lugar de palabras. (Es necesario inclinar la cabeza a la izquierda para encontrar sentido a los emoticones anteriores.)

La mayoría de los bloggers no escribe mucho que digamos. Son más bien empresarios, curadores o redactores recogiendo cosas que encuentran en línea, cayendo ocasionalmente en un titular gracioso o agregando un comentario sarcástico (léase irritable y chismoso). Algunas veces, lo único original que puede uno leer en un blog es el equivalente a “Lean esto… Echen un vistazo… Pero, en serio, esto es inaceptable… ¿Pueden creer esto?”.

Veamos estos dos posts, sin relación alguna entre sí, del 5 de diciembre de Instapundit, un blog político muy conocido, cuyo autor es Glenn Reynolds, profesor de Leyes en la Universidad de Tennessee:

HUCKABEEING AND NOTHINGNESS: Gran Título

Pegado a las 07:28 AM

Por Glenn Reynolds

ALCEE HASTINGS renuncia al comité de Intel. Eso parece una buena cosa, aunque Hastings no está de acuerdo:

En una entrevista con Congressional Quarterly en abril, Hastings expresó estar furioso con el artículo “Democrats in high places” que causó controversia —por el hecho de haber sido denunciado y removido del cargo de juez federal en 1989 por cargos de corrupción y perjurio.

Sí, ¿pueden creer que estén tan tensos?

Pegado a las 07:21 AM

Por Glenn Reynolds

Los temas son breves y elípticos —engorrosos. Para saber de qué se tratan das clic en los vínculos. Aquí, al dar clic en las palabras resaltadas “AND NOTHINGNESS” pasas rápidamente al blog de John Podhoretz en el sitio de la revista Commentary con el título “Huckabeeing and Nothingness”; al dar clic en “renuncia al comité de Intel” llegas a un artículo sobre Hastings abandonando el House Intelligence Comitee que fue pegado en CQ Today, las noticias diarias del sitio de Congressional Quarterly. Seguir vínculos es como ponerse lentes de tercera dimensión. Qué lástima que no exista un equivalente en la letra impresa.

Los blogs políticos están entre los más difíciles de reunir en un libro porque generalmente se basan en vínculos e información efímera. Pero aun los blogs que tienen pocos vínculos o ninguno, muestran la huella de la red, su ethos asociativo, y su obsesión con las conexiones —the stink of the link [literalmente, la peste del vínculo. N. de la. T.]. Los blogs son permeables al mundo de los textos y los hechos y las opiniones en línea. (Y esto es probablemente lo más cerca que puedo estar de definir la esencia de la escritura del blog.)

Los bloggers asumen que si los estás leyendo, eres uno de sus amigos, o por lo menos participas del chisme, la broma o los nombres que dejan caer. Normalmente comienzan sus posts entre pensativos y arrogantes —según la moda de los medios. No les importa si te dejan en babia. No son responsables de tu educación. Los bloggers, como anotó Mark Liberman, uno de los fundadores del blog llamado Language Log, son como Platón. :-) El mensaje oculto es: Hey, estoy aquí platicando con mis cuates. Puedes seguirme o no. Como tú quieras. Este es el comienzo de la República de Platón:

Fui ayer al Peiraeus con Glaucon, el hijo de Ariston, a pagar mis devociones a la Diosa, y también porque quería ver cómo conducirían el festival, ya que era la inauguración.

¡Un momento! ¿Quién es Ariston? ¿Qué Diosa? ¿Qué festival?

Y a continuación, por amor a las comparaciones, un pasaje de Julia en {Here Be Hippogriffs}, un blog sobre la maternidad y la infertilidad:

Después de que dejé a Steve hacer sus propios asuntos los pasados tres días estoy fuertemente presionada a dejar la red (¡a ti! ¡quiere que te abandone a ti!) y bajar las escaleras para ver SG-1 con él…

Así que debemos ser rápidos. Vite! Aprisa aprisa!

Fui a Blogher. Fue entre divertido y ridículo y me siento contenta por haber ido aunque no sé si volvería. Una observación para mis infértiles amigos de blog: NI SIQUIERA LO PIENSEN. No vayan. Nunca vayan a Blogher.

¿Qué? ¿Quién es Steve? ¿Qué es Blogher? ¿Un blog? (No.) Un club para madres (No.) Una conferencia de blog? (Sí.)

Llegamos al punto. Los bloggers pasan fácilmente por lugares, personas, textos y blogs que puedes o no conocer sin proporcionarte ninguna identificación útil. Piensan que aunque no te proporcionen los vínculos puedes obtener todos los antecedentes que necesitas buscando en Google términos poco familiares, dando clics aquí y allá por toda la Wikipedia (la cooperativa enciclopedia en línea) o buscando los archivos de sus blogs.

El tono de la mayoría de los blogs —reactivos, vitales, coloquiales, hábiles y de asociación libre— se funda en el “concepto de vínculo” y está plagado de ellos. Y no es casualidad. Hace mucho tiempo los blogs no eran otra cosa sino vínculos con algunos comentarios.

* * *

Aunque los blogs datan de principios de los años 80 —noticiarios en línea, diarios en línea, y las secciones “What’s New” de las homepages [páginas iniciales] personales— comenzaron a popularizarse alrededor de 1998 (según el ensayo de Rebecca Blood en We’ve Got Blog). Fue entonces cuando una gran cantidad de personas comenzó a usar sus sitios en la red para registrarse en y vincularse con los nuevos sitios que habían descubierto. Estos primeros bloggers no siempre ofrecían muchos comentarios. Lo que hacían era ofrecer nombres de lugares y coordenadas en la red —como una bitácora. Proporcionaban, según Blood, “una valiosa función de filtro para sus lectores”. “Pre-surfeaban” la red.

Ese pequeño y acogedor mundo estalló en 1999, el año en que apareció en internet un puñado de herramientas reunidas por el lema “construya-supropio-blog” —LiveJournal, Diaryland, y la más importante, Blogger, gratuita, cortesía de la empresa Pyra Labs. Después de eso, cualquiera que tuviera una computadora y acceso a internet podía crear un blog. Simplemente buscabas un servicio como Blogger (propiedad de Google ahora) o, en los últimos años,

un sitio como MySpace. Luego seguías las instrucciones: elija un nombre para su blog, considere qué tanto debe revelar en la página “About Me”, decida si permitir o no comentarios de los lectores y escoja una plantilla —incluyendo el formato, la fuente y la pantalla de fondo.

A principios de 1999 sólo había algunas docenas de blogs, informa Blood. A finales del mismo año había miles, y era imposible seguirlos. Para fines del 2003 había dos millones de blogs y el número se duplicaba cada cinco meses. En 2006, Technorati, un rastreador de blogs, contó 27 millones. A fines de 2007, se sobrepasaron los 100 millones. (El mayor número de posts en los blogs, un 37%, está ahora escrito en japonés, según un reciente artículo que publicó Blaine Harden en The Washington Post, y casi todos ellos son correctos y modestos —“karaoke para gente tímida”. 36% de los posts están escritos en inglés y la mayoría de éstos son lo opuesto a la corrección y la modestia.

Cuando llegó el apogeo del blog, el tono de la blogósfera comenzó a cambiar. Muchos de los nuevos blogs —aunque no todos— no eran tanto filtros para la red sino espacios para la opinión y la autorrevelación. En vez de inventar formas para mostrar descubrimientos frescos, muchos de los nuevos bloggers se obsesionaron con ser descubiertos. De modo que la importancia misma del vínculo comenzó a cambiar. Los vínculos que tenían importancia eran los que tú ofrecías en tu blog, los llamados outbound [de salida] que señalaban otros sitios. Ahora los vínculos que importan más son los de otros blogs señalando hacia tu blog, los llamados inbound [de entrada]. Esos son los que contabilizan los rastreadores de blogs como Technorati. Son la medida de la fama.

Ahora que la fama y los vínculos son una y la misma cosa, hay bloggers que harían prácticamente todo —iniciar rumores, mentir, crear personalidades falsas, y pegar videos incómodos— para llamar la atención

y conseguir vínculos. Son, en el lenguaje de la blogósfera, link whores. Y los que tienen éxito son celebridades del blog o blogebrities.

Una de las formas más seguras para elevar tu blog al lugar más alto de la tabla es pegarle a un periodista o político célebre. (Los bloggers que acosan constantemente a los medios han sido apodados Pajamahadeen.) En 2004 los blogs Little Green Footballs y Power Line promovieron el Rathergate al difundir la tesis de que los memos que Dan Rather presentó en 60 Minutes II sobre las tareas de George W. Bush en la Guardia Nacional Aérea eran falsos. (Desde entonces, un panel de la CBS que investigaba el asunto no pudo probar que la nota de Rather sobre la carrera militar de Bush estaba sustancialmente equivocada y Rather demandó a la CBS por “destitución errada”. En 2006 los de Little Green Football se anotaron otro tanto al señalar que la fotografía de Reuters de un choque aéreo israelí había sido manipulada para que las nubes de humo sobre Líbano parecieran más grandes y más oscuras. En 2004 muchos blogs de derecha ayudaron a los Swift Boat Veterans a hacer naufragar la candidatura de John Ferry a la presidencia. En 2002 fueron bloggers como Joshua Micah Marshall de Talking Points Memo and Atrios (un seudónimo) de Eschaton quienes publicitaron antes que nadie las observaciones racistas de Trent Lott en la fiesta de cumpleaños número 100 de Strom Thurmond, lo que llevó a que Lott renunciara como líder de la mayoría del senado.

* * *

El sexo, por supuesto, también puede hacer que tu blog sobresalga. En 2004 una “Staff Ass” (asistente del staff) de Capitol Hill llamada Jessica Cutler usó su blog Washingtonienne para divulgar relatos sexuales de primera mano (a veces por dinero) de un montón de personajes de la empresa, incluyendo a uno casado con una funcionaria del gobierno de Bush. Cuando Ana Marie Cox, que se hacía llamar en el blog Wonkette, lo difundió al mundo, Washingtonienne se volvió famoso y Wonkette se volvió más famosa. Ambas bloggers decidieron publicar novelas. En 2005 Diablo Cody, una ex stripper de Minnesota que tiene un blog llamado The Pussy Ranch, escribió un libro (Candy Girl: A Year in the Life of an Unlikely Stripper) [Un año en la vida de una stripper inigualable]; y este año la película que escribió (Juno) fue un éxito. Cito una parte de su blog:

Estoy en la casa de mis padres. Llegué de Seattle anoche y dormí 14 horas seguidas. Mi madre se asomó a mi cuarto al mediodía y me dice que soy tan irresponsable que tuvo que checar mi respiración. Hace 29 años probablemente hacía lo mismo por la noches, sólo que yo era evidentemente más linda y no murmuraba verga mientras dormía.


Para muchos bloggers la infamia es mejor que nada de fama. En su libro The Future of Reputation, Daniel Solove cita a Jessica Cutler del blog Washingtonienne: “Algunas personas con blogs nunca serán famosas, y lo hacen con ese fin, por lo menos durante un año. Me dan tristeza… Todo el mundo debería tener un blog. Es la cosa más democrática que ha existido nunca”. Pasar inadvertido en esta democracia es no existir. Este tipo de presión existencial, naturalmente, eleva la apuesta en el lenguaje.

La injuria —la injuria burlona, avinagrada, con frecuencia usada con falsas apologías— está por todas partes. La ley de la blogósfera es hobessiana: la sobreviencia de lo sarcástico. En 2004 una blogger británica conocida como Eurotrash se fue en contra de un crítico culinario de The New York Times que había escrito una reseña muy elogiosa de un restaurante. Ésta es una muestra de su ataque:

Hiciste que mis dientes quisieran vomitar. La última vez que te subiste al metro fue en 1983. Alguna vez leíste una novela de Kurt Vonnegut y fingiste que la comprendías. Te ríes como una hiena, pero suplicas aprobación. Tu ropa es bonita, sin embargo. No sé. No te conozco en absoluto. Lo siento.

El ataque de la blogger fue tan despiadado que la gente se dio cuenta. Y al poco tiempo alguien descubrió que el chef mencionado en la reseña estaba promocionando el libro de la autora de la reseña. La autora fue descubierta y pronto perdió su mérito. La reacción del blogger: “Una tormenta en un vaso de agua para mí… La vida en Nueva York. Hey ho”.

En 2006 una feminista en Texas que tiene el blog

I Blame the Patriarchy se divirtió mucho con el lío que provocó entre otras feministas al opinar que la felación era “vulgar”. Suavizó su ataque con una disculpa, falsa por supuesto:

Me enmiendo. Olvidé que cuando se trata de sexo, el deber de la feminista radical es cerrar la pinche boca… Debo haber estado loca para cuestionar el degradante teatrito sexual que es un derecho por nacimiento de cualquier mujer, cuando el dominar este teatrito es su invitación al rico festín de la vida. Todo mundo sabe que la mayoría de las mujeres saltan de la cama cada mañana cantando: “¡Espero poder mamársela a algún tipo hoy!”.

No puedo demostrarlo, pero estoy casi segura de que los bloggers tienen bocas más podridas, pellejos más gruesos y vocabularios más floridos que la mayoría de las personas que he leído en papel impreso. Este es un ejemplo de las palabras entresacadas de mis blogs favoritos:

anyhoo, bichitude, fan-fucking-tabulous, hole-esque, nastified, alternapop, coffin-snatching, YouTube-ization, touzing, Daddio, manky, nutters, therapised, Boo-Ya Nation, dildopreneur, dudely, flava, haz-mat, nut sac, sexbot, underwearian, fugly, vomity, consciousness-jumped, tear-assed, fetbryo, grapetastically, mommyblogdaciousness, Nero-crazy, Engrish, pidginized, votenfreude, angsty, malgovernment, bejesus, Jumbo Tron, man-dresses, babe-aliciousness, droit de senny.

Los bloggers le dan nuevo sentido a los significados de viejas palabras. Un troll en la red es alguien que escribe cosas provocativas sólo para causar un escándalo. Astroturfing es crear un falso movimiento popular. Los bloggers también rocían sus blogs con expresiones como WTF (traducción: What the fuck?; ¡qué diablos!), lol (laugh out loud; reir a carcajadas), y meh (un encogerse de hombros verbal). Voluntariamente deletrean mal —como “le” por “el”. Llaman a internet “las internets”, parodiando el desliz de George Bush. Si alguien escribiera así para su publicación, sería despedido. Y, sin embargo, hay un término para los castigados por sus blogs: “dooced”, del blogger Dooce, ahora una stay-at-home-mother (SAHM) o, como lo dice ella misma, una “Shit Ass Ho Motherfucker”, a quien despidieron por criticar a su jefe en su blog.

* * *

Escribir así parece fácil, pero tan sólo inténtenlo. Geoffrey Numberg, un lingüista de Stanford que escribe para prensa y radio y algunas veces colabora en el blog Language Log, reconoció en la NPR [National Public Radio] en 2004, “Todavía no logro comprender la forma”. Y, agregó, muchos periodistas a quienes sus editores les piden que mantengan blogs están igualmente confundidos: “elaboran sus argumentos metódicamente, dan contexto y antecedentes, y anexan IDs útiles a los nombres que introducen”. Adivinen qué: se leen como periodistas, no como bloggers.

Los bloggers son de oro cuando están al fondo del montón, dando patadas para salir. Si les das un salario, un contrato para un libro, o una credencial de prensa la cosa cambia. (Y esto incluye, la mayoría de las veces, los blogs de las revistas, las empresas y los periódicos.) ¿Por qué? Cuando escribes por dinero te preocupas por las demandas, la estructura de la frase, y la elección de las palabras. Te preocupas por tu jefe, tu editor, tu mamá, y tu superego asomándose sobre tu hombro. Y esa no es la manera de hacer un blog.

Tener un blog con toda la libertad es como asistir a un baile de disfraces. Puedes decir todas las cosas rencorosas, infantiles que no se te ocurriría decir en una publicación o si estuvieras cara a cara con otro ser humano. Puedes coquetear con cualquiera, o intentarlo. Puedes decirle al presidente exactamente lo que opinas de él. Puedes dar opiniones políticas que tus amigos despreciarían. Incluso puedes difamar a personas que no te gustan y ocultarte detrás de un seudónimo. (Es muy difícil vengarse de los bloggers anónimos que te difaman porque, por un acta del Congreso, los administradores de los sitios web no son responsables de lo que se escribe en sus sitios. Y borrar algo en la red es casi imposible.) Puedes asumir una nueva identidad y ver cómo vuela —libre de ataduras.

Un blogger llamado El Guapo, que usa libremente el espanglish y firma cada texto con “Mucho Amor”, es inflexible sobre mantener secreta su verdadera identidad. (Al hacer mi antología, fracasé en el intento por descubrir quién era.) Escribe como un guatemalteco-americano de veintinueve años que vive en Washington, D.C., sobre cosas como ayudar a un amigo adicto al sexo a comprar condones al por mayor en Costco y luchar contra una pandilla de asaltantes con la frase “Yo Quiero Taco Bell”. Intenté desesperadamente que fuera un testimonio. Pero, ¿a quién le importa? En un libro, puedes meterte en problemas por escribir bajo falsas pretensiones o escribir un falso testimonio. En un blog no pasa eso.

En 2006 Lee Siegel, un crítico cultural y editor de The New Republic (que por cierto acuñó el término “blogofascismo” para describir los intentos de los bloggers por controlar a sus críticos) fue sorprendido en el blog de The New Republic usando un sock puppet, un alias llamado Sprezzatura, para frenar a sus propios críticos. Se autoelogiaba como “valiente” y “brillante” y tachaba a sus detractores de “borregos abusivos”. Según sus propias palabras, “se enlodó” junto con ellos. Cuando alguien trató de evidenciarlo, Sprezattura respondió: “No soy Lee Siegel, imbécil. Si supieras quien soy tú y tus cuates se cagarían en los pantalones”. The New Republic suspendió a Siegel. Ahora está de vuelta y acaba de publicar un libro sobre la cultura del blog: Against the Machine.

Al hacer mi antología, en repetidas ocasiones me sorprendió la cantidad de bloggers obsesionados con héroes enmascarados. (En el acto pienso en posts sobre Superman, El Hombre Araña y Linterna Verde.) Lo que sigue es un post sobre la película Superman Regresa que encontré en un blog llamado Johnny i hardly know you:


sí que vi superman regresa anoche, btw [by the way]… estoy sentado aquí devorando hambrientamente cada imagen de la mitología de clark kent sin saber que lo estaba haciendo: los maizales, la granja, el viejo camión, el perro labrador de la granja, el sol naciente sobre las praderas…

pero había algo más. algo que me golpeó. y era brandon routh [el actor de Superman]. y luego estaba el vuelo… en serio. era como si la película hubiera tomado la huella exacta de mis movimientos, y los agilizara y delineara su curso fuera de mis sueños. la suave e imposible velocidad, la suspensión de la gravedad. la fuerza que tomé de los rayos del sol, cómo penetraban mi pecho. las elevadas formaciones de nubes, y las tormentas en cierne, despidiendo relámpagos en la estratosfera y sobre los horizontes. todo…

pensé, ¿y si tuviéramos un héroe como ése? en este mundo. no un salvador, sino un héroe que pudiera ver esas cosas… ciertamente no lo tenemos. pero en algún lugar, por lo menos yo lo tengo, necesito saber que he sido llevado al aire, y habito esa fuente de poder y esperanza (porque eso es lo que es…) y puedo verla reflejada en unos ojos de superman, en su mirada cuando se dice a sí mismo y al perro que está a su lado, quedamente y sin inflexiones excepto por algo de tristeza y resignación, tan solo… “bueno, estoy de vuelta”. (él no lo dice, pero esa es la idea) y al cachorro algo así como, “...por la pelota”.

Finalmente, creo que comprendí la obsesión por el superhéroe. Es el vuelo. Es omitir la puntuación y las buenas maneras, e incluso la identidad. Los bloggers en sus computadoras son Superman en vuelo. Rompen las reglas. Se meten a sus casetas telefónicas virtuales, se ponen sus disfraces, derrotan a sus villanos personales, y salvan al mundo. Anónimos o no, habitan esa fuente de poder y esperanza. Luego pueden volver a sus trabajos, sus perros, sus vidas, y decir algo así como, “...por la pelota”.

La escritura de blog se identifica con lo grandioso, soñador, privado, de asociación libre, infantil, sexy, chiquito, sucio. Si los bloggers dicen la verdad o realmente son quienes pretenden ser, ésa es otra cuestión, pero WTF. Ellos son lo que escriben. Y eso no lo puedes falsificar. ;-)

Boxer. Columnista de The New York Times.

Traducción: Delia Juárez G.

Tomado de The New York Review of Books (14/02/2008).

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