jueves, junio 15, 2006


Uno de los problemas que he experimentado es la ausencia de creatividad cuando se entra al terreno laboral. Es cierto que, por poner cualquier ejemplo, al menos el más inmediato, te vuelves más versátil a la hora de expresar conocimientos al dar clases (que es mi caso), pero la versatilidad en conocimientos cercena la creatividad.

Robot ilustrado, parlante semi-erudito, falso erudito, empiezo a sentir los estragos de la creatividad. Empiezas a escribir por oficio y no por impulso de convergencia holística.

Trabajo, trabajo, trabajo. El problema del trabajo es entrar al sector mecánico de la vida: horarios, retardos laborales, pensamientos rutinarios y discursos repetitivos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Wow!, no sabía que dabas clases. Definitivamente todo el tiempo se conoce algo nuevo.

Los horarios son algo a lo que siempre se tiene uno que acostumbrar, y aunque los pensamientos se conviertan hasta cierto punto en rutinarios, siempre habrá algo que los enriquezca, una nueva idea que surja; y el chiste es tal vez no olvidar el por qué de lo que hacemos, que aunque en ocasiones no sea exactamente lo que habríamos soñado, tenemos cierto gusto por ello. Pero si se olvida, entonces sí se caería en la horrible monotonía mecanicista.
Total, sólo un simple comentario.
Gusto saludart

Erdrick Gounier dijo...

Pero qúe necesario es el mugre trabajo, para ello estudias y te chingas mucho tiempo,para solo eso, convertirte en un casi robot.

Pero si lo ves desde otro punto, es severamente gratificante.

Un abrazo enorme.

Erdrick Gounier dijo...

sigues ausente.