domingo, julio 27, 2008

La lengua de las Mariposas

"La música tiene que tener el rostro de una mujer a quien enamorar"






Recortes:
(O lo que es lo mismo: no tengo mucho qué decir, pensamientos inconexos, no se me ocurre algo, o tengo la sinapsis apagada.)

  • Este solo de sax vale la película.
  • Rosario Castellanos, y cierto tipo de feministas ,las sensatas, no las ortodoxas que suelen reunirse en los cafés para hablar mal de lo hombres, estarían enojadísimas de que fueran metáfora del deseo masculino.
  • No sé por qué me da por hablar y/o pensar en mi infancia a veces. Es algo recurrente. Tal vez la distancia del tiempo hace que la tenga más presente.
  • "Mi pobre mujer. Se fue, con veintidós años. Y como dijo el poeta, dejó “desierta cama, y turbio espejo y corazón vacío". "Desierta cama, y turbio espejo y corazón vacío”... Quiere decir que me quedé más solo que la una."
(La cita es fragmento final del poema Sonetos (1924), de Antonio Machado.)

Nota:
Uno puede estar tentado a generalizar, pero yo supongo un triángulo amoroso entre:
  • a) Andrés (hermano de Moncho), la "Chinita" y el marido celoso de la pérdida de su posesión.
  • b) Don Gregorio (maestro), Moncho (el niño) y el cura o cacique, quienes celosos de perder autoridad, ven con malos ojos una educación laica para los menores.
  • c) El movimiento repúblicano, España de los 30's y una monarquía que con celo deviene en una dictadura franquista.
  • d) Tarzán (un perro), Carmiña (media hermana de Moncho) y O'Lis, el amante de Carmiña, quien sólo le interesa sacar provecho sexual de ella.
En cualquiera de los casos, resulta fundamental el deseo de cambiar las cosas, de no quedarse varados en la indiferencia. Así pues, Moncho, España, Carmiña y la "Chinita" tienen en común que son deseados por unos (entiéndase Don Gregorio, la República, Tarzán y Andrés) y celosamente vigilados por otros (la iglesia, la monarquía franquista, O'Lis y el esposo de la "Chinita").


En la parte inicial de la película uno de los alumnos lee un poema de Machado.
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.
Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.
(Fragmento de Recuerdo Infantil (1919), de Antonio Machado)

Aquí se repite la misma trilogía: Abel (La República), es muerto por Caín (Monarquia franquista) para ser el único beneficiario de los favores de Dios (España y la vox populi).

miércoles, julio 23, 2008

"Lo maravilloso de la guerra es que cada jefe de asesinos hace bendecir sus banderas e invocar solemnemente a Dios antes de lanzarse a exterminar a su prójimo."
Voltaire





Revolución, revolución, revolución... ¿Queremos más guerras?, ¿no han sido suficientes las que hemos tenido?

Somos una sociedad que se ha ido conformando por la sangre, y nuestros máximos héroes en la historia surgen en los conflictos bélicos. Basta con dar un repaso a los libros de historia para darnos cuenta de que somos el resultado de un conjunto de conflagraciones. Aun más, que nuestros discursos en gran medida se configuran alrededor de una justicia que pretende sustentar sus argumentos bajo la amenaza (literal o metafórica) de las armas.

No hay ideología que no justifique el belicismo, sea como recurso principal o final. Como dice Foucault, toda defensa de la "verdad" exhibe la necesidad de imponer nuestro punto de vista sobre los demás; a como dé lugar, sea como fuere, existe - valga la expresión - la imperiosa necesidad de imponer. Toda balanza de la justicia es aconsejada por los labios de Atenea, deidad griega que, irónicamente, es la efigie heráldica de la Filosofía.

No dejo de constatar que toda ideología es un imperialismo soterrado.

¿La pobreza y la injusticia siempre será carne de cañón, el gancho para tomar las armas, el señuelo que los intelectuales y los niños universitarios - de izquierda o derecha - utilizan para jugar a la revolución?