Sin pretender llegar a lo banal, cursi o sentimental frivolidad, una pregunta que siempre me surge cuando veo a una chica guapa es cuáles serán las proporciones idóneas para considerar bello rostro. Si puedo veo sus ojos, la forma de los labios, la nariz, el arco de las cejas. A veces pienso que un dibujante tiene bien estudiada las proporciones arquetípicas de esos rostros. Pero en qué consistirá lo bello de la belleza. ¿Será cierto que la llamada belleza interior no se asocia necesariamente a la belleza exterior? Tal vez la disociación no es del todo patente.
Para Platón la belleza del cuerpo debe ser proyección de la belleza del alma. Esta idea se ha sostenido en occidente y se ha centrado específicamente al rostro y la mirada. Ejemplos son varios. Por ejemplo, Turgéniev quien dice, en El primer Amor, que la cara no puede ocultar los secretos que guarda el alma, tal y como sí podría hacerlo la razón con argucias; Goethe por otro lado comenta que las palabras hacen un feo garrapateo de abstracciones cuando quieren describir lo que Werther capta con la mirada. Es como si la belleza sólo fuera dispuesta para admirarse y no para trazarla con la mirada clínica de las palabras. En cualquiera de estos casos, y otros más, lo visible muestra lo invisible. No obstante, los intentos por discurrir en torno a el alma bella han conseguido en algunos casos aproximaciones notables. Víctor Hugo detalla la belleza que a Marius apabulló cuando vio por primera vez a Cosette:
Tenía admirables cabellos castaños, matizados con reflejos de oro; una frente
que parecía de mármol; mejillas que arecían formadas de hojas de rosa; un
sonrosado pálido; una blancura que revelaba cierta emoción interior; una boca de
forma exquisita de la cual se desprendía la sonrisa como una luz y la palabra
como una música; una cabeza que Rafael hubiera dado a María, colocada sobre un
cuello que Jean Goujon hubiera dado a Venus. Y para que nada faltase a aquella
figura encantadora, la nariz no era bella, era linda; ni recta, ni aguileña, ni
italiana, ni griega; era la nariz parisiense, es decir, algo espiritual, fina,
irregular y pura que desespera a los pintores y encanta a los poetas.
Estos rostros son poco comunes pero existentes, tal vez no con esa nariz patriótica que pregona el autor de Los Miserables, pero sí los he visto. Sin embargo, ¿qué pasa con los feos y las feas? Qué lugar tienen dentro de los discursos sobre las almas bellas? Recogeré una situación notable por su caractrer extremo, pero esto no quiere decir que sea partidario de ella. Mientras los rostros bellos se asocian a imágenes de lo imposible (musas, ángeles, divinidades grecoromanas) la fealdad hubo relacionadose con la fisonomía del criminal, propuesta por Cesare Lomboroso. Este protocriminalista, a finales del siglo XIX -¿para sorpresa nuestra?- afirmó que la delincuencia podía manifestarse en la propia fisonomía de la persona. Así pues, el tamaño de cráneo, la desproporción corporal entre peso y altura, la mirada extraviada, el rostro semejante a los animales, las orejas grandes, labios leporinos, y demás asimetrías que rompían con la proporción matemática (alabada por Da Vinci y los renacentistas grecolatinos) hacen patente comportamientos delincuentes. Nada extraño, esas teorías sólo consolidan una discriminación que la sociedad lleva a la práctica rutinariamente.
Es cierto que a aprtir de una estética de lo grotesco, lo horrendo, sádico, siniestro y desconcertante, también se puede evocar un placer en los sentidos en la medida que provoca una reacción emocional en el receptor: tristeza, consternación, ansiedad, asco, melancolía, etcétera. Tal vez lo grotesco es más expresivo y posiblemente cargado de admiración y emociones sobre lo corporal, debido a la carga existencial que detenta con la exploración del cuerpo. No obstante, ahora me interesa la teoría de antropología criminal lleva hasta sus últimas consecuencias la racionalidad presente en la correspondencia interioridad-exterioridad, en la de cuerpo-alma.
Así pues, y siguiendo la línea iniciada por Lomboroso, a principios del siglo XX Bertillon identifica y clasifica a los delincuentes por medio de su descripción física. El mexicano Sergio Carbajal Jaubert hace lo propio a mediados del siglo XX, consolidando la técnica del "Retrato Hablado". Sus bosquejos parten de las descripciones que hacían los testigos, pero también se valía de las semejanzas físicas que había entre los mismos delincuentes o con animales para encontrar patrones de conducta que definieran el comportamiento del que delinque.
Con estos ejemplos, resulta interesante que la palabra enmudezca ante la belleza del alma, acaso evocarla o admirarla, pero que sí pueda hablar de lo grotesco y que, mediante la astucia de la razón, se puedan predecir las pasiones perversas de la conciencia. Pareciera que un halo de divinidad resguarda a la belleza debido a que la razón opta sólo por cosificar y analizar la fealdad. En otras palabras, la belleza se admira y la fealdad de analiza.
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Bueno ¿y qué grado de delincuencia tienes según tu rostro? Éstos son algunos de los aspectos que tu cara puede develar, según Sergio Carbajal Jaubert. Los extraigo de este vínculo. Así que ya saben, prevengan a sus cirujanos plásticos.
*Cara cuadrada: Denota a quien toma de esa manera la vida, bajo lineamientos marcados. Es una persona con buen tino para los negocios; es práctico y realista.
*Cara redonda. Es de carácter más moldeable, voluble, y armoniza fácilmente con los demás, ya que es de buen trato.
*Cara triangular. Individuo nervioso, observador y astuto.
*Cara romboidal. Voluble, cambia fácilmente de estado de ánimo.
*Cara trapezoidal (de frente angosta y mandíbula ancha). Son instintivos, impulsivos y pueden llegar a ser violentos.
*Frente: Si es inclinada, es la de un animal depredador, como león, tigre o hiena. Aunque ésta es muy característica de un criminal no debe estigmatizarse, es decir, no todos quienes cumplen con este rasgo son obligadamente delincuentes, pero sí tienen carácter agresivo, que bien puede ser positivo si se sabe encauzar. Ahora bien, si la frente es pequeña, es característica de un individuo cuyo pensamiento y comportamiento es instintivo, muy primitivo. Si justo a la mitad hay una línea vertical hablará de una persona violenta, en tanto que si son varios los surcos se trata de alguien conflictivo. Por otra parte, si la frente tiene una o varias líneas horizontales denota personalidad reflexiva, muy inteligente, generalmente acompañada de una mirada profunda, que también es característica de alguien pensante. No obstante, si la línea horizontal aparece muy arriba en la frente, denuncia a quien le cuesta trabajo pensar.
*Cejas: Si la zona donde crecen es protuberante, esto hablará de conducta violenta y agresiva, como la de muchos delincuentes. En cambio, cuando están muy levantadas señalan a alguien vanidoso, muy superficial, razón por la que el especialista recomienda no depilarse esa zona, así como no operarse la nariz, pues se modifica la armonía del rostro.
*Nariz: Esta parte del rostro es el centro y tiene importancia primordial. Así, mientras más abiertas sean las fosas nasales hablará de carácter agresivo, que gusta de la pelea violenta y que enfurece fácilmente; si a ello se añade ceja poblada y mirada diabólica, prácticamente estamos hablando de un criminal.
Sin embargo, la nariz pequeña, corta, de apariencia infantil, denota el perfil de alguien inmaduro, que es arrebatado en sus decisiones y que no mide las consecuencias de sus actos. Es como niño, muy voluble, que creció pero no evolucionó.
*Boca: Cuando los labios son carnosos se trata de alguien generoso, a diferencia de quien los tiene delgados, pegados a los dientes, quien es ahorrativo y previsor. La boca grande habla más que la chica, y si el labio inferior es grueso se trata de alguien lujurioso, libidinoso. Si al sonreír las comisuras apuntan hacia arriba, la persona es muy positiva, pero si éstas se hunden, se ha perdido algún familiar cercano, posiblemente el padre. Si hay pequeña protuberancia bajo el labio inferior denota a quien ha sufrido mucho, tiene mal carácter o ha convivido largo tiempo con personas de este tipo.
*Dientes: Los muy chuecos o torcidos revelan mucha violencia y rencor, máxime aquellos de encía negra y el mal aliento.
Nota: Si la distancia entre boca y nariz es amplia, son personas que gustan del protagonismo, son escandalosos y les gusta llamar la atención.
Si la quijada o el mentón son duros, son violentos; pero si es corto y pequeño son de temperamento dócil, sumiso, obediente.
Ahora bien, el parecido zoológico también connota grados de temperamento e inteligencia determinados:
*Hombre/mujer roedor: De ojos, orejas y dientes grandes, voz chillona, bigotes, gustan del queso y de coleccionar cosas pequeñas. Visten de gris y generalmente estudian Contabilidad (ratones y ardillas) o Arquitectura e Ingeniería (tuzas y castores).
*Hombre/mujer felino: Ojos ligeramente rasgados, son cuidadosos, pensantes y estudian Medicina.
*Hombre/mujer ave: Rasgos pequeños, rostro redondo, lengua gordita y pegada al paladar; gustan de ver el cielo y escoger colores vivos al vestir, particularmente estampados a rayas o círculos. Aproximadamente a las cinco de la tarde apetecen frutas o semillas, como lo hacen loros y otras canoras. Son muy inteligentes y gustan de las artes.
*Hombre/mujer perro. Mirada penetrante, subyugante, son violentos y hábiles, saben defenderse; estudian generalmente Derecho.
Y bien, según tu espejo ¿qué tan criminal sos?
Dós vínculos relacionados:
1) Entrevista a Sergio Jaubert. Ahí en criminalista evade hacerse un autoanálisis.
2)Clasificación del delincuente, según Cesare Lomborso.
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NB. No está de más aclarar que yo no creo en esta teoría. Pero se me hace interresante rastrear los recovecons más fantásticos de la razón. Y esta teoría es uno de ellos.