Uno de los problemas que he experimentado es la ausencia de creatividad cuando se entra al terreno laboral. Es cierto que, por poner cualquier ejemplo, al menos el más inmediato, te vuelves más versátil a la hora de expresar conocimientos al dar clases (que es mi caso), pero la versatilidad en conocimientos cercena la creatividad.
Robot ilustrado, parlante semi-erudito, falso erudito, empiezo a sentir los estragos de la creatividad. Empiezas a escribir por oficio y no por impulso de convergencia holística.
Trabajo, trabajo, trabajo. El problema del trabajo es entrar al sector mecánico de la vida: horarios, retardos laborales, pensamientos rutinarios y discursos repetitivos.