(Fantasía en La Mayor a un tema de Katia D'Artigues)
Mi’na más, mi’na más.
Que ahora que sale Raul del reclu —no yo, sino otro menos peor que yo— y ya hasta en la manga tenía un libro que salió ayer mismo a la venta pública. “Diario del infierno de Almoloya”, de editorial Diana.
Que paso por la librería y me encuentro el librito, escrito nada menos que por el mismísimo Raul (sic.) Salinas de Gortari, y que después veo el noticiero por la noche y me lo encuentro, a Raul, en los pasillos del juzgado con su Pillow Book (ya estoy imaginándome al Greenaway retorciéndose en el su propio aceite de envidia por no concebir una megalotragedia como ésta).
Será por las prisas del editor o por manejar un grado de distinción cuasielitista del autor, o tal vez porque estando todo ese largo tiempo en el Reclusorio Sur no sólo perdió una parte de su vida —10 años— sino que también estuvo a punto de perder hasta una letra de su nombre… pero el caso es que al sólo perder su acento tal omisión se agradece en su nombre porque así se distinguen todos los Raúl —entre ellos yo— y aquel Raul, ese que ha sido víctima de sobornos contubernios y demás trapacerías de un no sé quién. Se podría decir que en el acento excluido se condensa explícitamente, metafóricamente y en un alto grado retórico de sinécdoque moral (y mortal, por qué no), la pérdida del honor, el ocaso que busca ser redimido por la opinión pública… algo así. ‘Ora resulta que’l Santo Patrono de los raúles se le estaba pasando la mano de tanto limpiar la mácula de su nombre… ¡voitelas!
“Diario del infierno de Almoloya”… y no sé por qué pensé en “La Gloria por el infierno”… de Aline Hernández, no sé. El caso es que, y para eso se pintan solitos los publicistas y mercadólogos, tal y como Aline, Karina Yapor o la Trevi lo hicieron en su momento, comenzarán los Road Shows de Raul, los paseos/tour en todos los noticieros hablando de su tormento con algún Andrade encapuchado. Ya’sta lo veo con Juan José (que también debería carecer de acento su nombre) Origel o Fabiruchis. Pero como que ya se está poniendo de moda en infierno,
Pero suena interesante el argumento de validez que dio mi cuate Raul a Carlos Loret de Mola, antes de que mi sobajado cuasitocayo se enojara cuando lo entrevistó por el galán de los noticieros (imagínense a este galanazo en foto con Enrique Peña, candidato del PRI en Edomex, ¡par de metrosexuales! dirán los chicos con desdén y las chicas con furor): Que la verdad legal es la verdad histórica.
Será que tenga razón, será que algo le sabe a los historiadores positivistas, esos de la concretud de los documentos. Será que estando en el reclu se dio de momentos para cavilar algo del valor científico de la historia, pero el chiste algo hay de razón en su dicho cesudo y menudo. Qué le vamos a hacer, son los defectos de la metodología científica que pretenden las humanidades.
Y, pues sí, la verdad está en los documentos, y si las conclusiones de ellos se asientan la inocencia de Raul, Raul pasará a la historia como inocente. Pero sólo hasta orita, porque bien dice el mi cuate Ricoeur (qepd), el maestro de maestros del sospechosismo: que la verdad de la verdad, la neta del planeta es susceptible de interpretaciones distintas porque hay intereses y motivaciones ocultos, escondidos ahí entre las telarañas de la conciencia (de Salinas)… que la interpretación de los documentos va cambiando… que ahora prevalecen unos intereses y hay una verdad, y después habrá otras Comisiones de la Verdá que dirán que la verdad de ahorita estuvo manoseada… En otras letras, la telenovela to’vía le falta, que’sta historia va pa’ largos pliegos mientras seamos de arcilla mundana… y si la historia la escriben los vencedores en los tribunales… pue’ como que ya voy entendiendo quen es el innombrable entonces: Pedro Páramo.
El caso es que ahora mi querido cuasitocayo vendrá a lamentarse a los noticieros diciendo lo mismo que decía hace unas cuantas lunas en Sr. López: que es una víctima más del sistema (¿?)… que son puros inventos, que él, como muchos de los mexicanos que están en los reclusorios estatales y federales, es inocente… Ya na’ más le faltaba decir que los verdaderos delincuentes están en la calle (qué quemón se hubiera dado, porque ya salió, y de paso a nosotros también, por estar afuera)… mejor nos vamos yendo pa’ dentro porque si ni en el infierno quieren a estos malucas… como que allá vamos a estar mas tranquilos. Híjole, ya ni la muelas Raul; y eso que quieres proteger las instuituciones. Luego por eso se anda enojando Rubén Aguilar, el vocero de la Presidencia Foxista, y nos anda llamando “mezquinos” porque no reconocemos los avances que el gobierno federal ha tenido en contra de la delincuencia.
Bien como dice Felipe Calderón, suspirante a la candidatura del PAN para la Presidencia, entre la inocencia/libertad de Raul Salinas y la de Michael Jackson... como que uno ya ni sabe a quién irle. Ya na'mas le falta que Alonso Aguilar Zinser, abogado de Raul, le diga el refrán ese que el abogado de Michael le dijo a su cliente: que ya no se acostará de nueva cuenta con niños... seguramente para que no amanezca mojado otra vez.
¿Y todo por qué? Por el "cochino dinero", tal y como le dijo Raul a López Dóriga en la noche, cuando se refirió a la muerte de su hermano Enrique por causas de extorsión. Bien lo dijo mi tío Jacobo Zabludovski: con estos políticos mejor hay que usar el sospechocinismo. Pos ora quén es el malo y quén es la’scopeta.
Ya ni la riegan.
Para despistados:
Raul (sic.) Salinas es hermano de nuestro queridísimo expresidente Carlos Salinas de Gortari durante el sexenio 1988-1994. Periodo en el cual se detentó un crecimiento económico que a la postre resultó ser ficticio… devaluaciones, muertes extrañas, crisis económica y demás dolores de tripas fueron consecuencias de al encontronazo con una realidad 'rara'. Extraños totemismos surgieron entorno a la figura de un Carlos Salinas, después de todo esto: animalejo con alas de murciélago y cabeza de chupacabras… arquetipo de las fuerzas del mal, de la corrupción, como siempre. A Raul se le encarceló por fraude y por el asesinato de un funcionario público siendo desde ese momento nombrado el “hermano incómodo”, apelativo que con buen tino bautizó Julio Scherer (periodista mexicano de amplio prestigio) para representar a uno de los integrantes de la familia presidencial, así como para satirizar el completo debacle de la imagen de un México otrora próspero.
miércoles, junio 15, 2005
Kant para tercos o el Imperativo Categórico a la mexicana
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