sábado, octubre 29, 2005

Don Quijote: Lo heroico y absurdo en los Bloggs.

En uno de los pasajes, a mi gusto de los más sublimes de la literatura, tenemos a Don Quijote en la Sierra Morena. Ahí, el caballero de la Triste Figura delibera qué hazaña habrá de realizar para ingresar a las crónicas de la alta literatura caballeresca.

Después de hacer una apología al encantamiento y describir uno de los más hermosos pasajes sobre el amor de un caballero a su Dulcinea, Don Quijote decide enviar una carta a su doncella suscribiendo la devoción que tiene por ella, la más indiferente e inalcanzable de las bellezas nunca jamás concebida. «¡Oh bella ingrata, amada enemiga mía!, del modo en que por tu causa quedo: si gustaras de acorrerme, tuyo soy; y si no, haz lo que te viniere en gusto, que con acabar mi vida habré satisfecho a tu crueldad y a mi deseo. Tuyo hasta la muerte, El Caballero de la Triste Figura»

Sancho sería el mensajero y relator de las hazañas y cuitas cumplidas en su honor. Así, en un arrebato de espontánea locura, el Manchego decide quitarse los pantalones y, cubierto sólo por las faldas de la camisa, se pone a dar tumbos y vueltas, a brincar tocándose los pies con las manos, a pararse de cabeza «descubriendo cosas que, por no verlas otra vez, volvió Sancho la rienda a Rocinante y dio por contento y satisfecho de que podía jurar que su amo quedaba loco

Una vez que se fue su escudero, y no satisfecho con hecho frente a él, Don Quijote decide hacer una cosa más en muestra de su devoción. Titubeando entre imitar a Amadís de Gaula, norte, sol y lucero de los valientes y enamorados, quien por melancolía se internó en Peña Pobre después de haber sido desdeñado por su amada Oriana, o dudando emular la furia loca de Roldán, quién arrancó árboles, mató pastores, destruyó ganados y «cien mil insolencias dignas de eterno nombre y escritura» después de haber visto que su amada Angélica La Bella correspondía al amor de Medoro, Don Quijote opta por una tercera alternativa. Crea un rosario arrancándose las faldas de su camisa y haciéndole nudos; y así, aburriéndose entre miles de avemarías, en medio de una soledad apabullante en la espera de su escudero, el Caballero de la Triste Figura realiza la más poética de las acciones jamás realizada por caballero alguno, acto efímero que le hubo llevado a la inmortalidad: Don Quijote de la Mancha buscó entretenimiento «paseándose por el pradecillo, escribiendo y grabando por las cortezas de los árboles y por la menuda arena muchos versos, todos acomodados a su tristeza, y algunos en alabanza de Dulcinea
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[Don Quijote de l a Mancha, Caps. XXV-XXVI]
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¿Por qué escribo esto? A veces pienso que escribir en los Bloggs es un acto parecido al efectuado por nuestro Quijote, ese loco que nos lleva a realizar el más fugaz de los actos. Escribir en el ciberespacio es algo semejante a dejar poemas escritos en las cortezas y en la arena, un ejercicio tan solitario como esperar ser leído por alguien, espera kafkiana por el lector que nunca nos visitara, o por el que ha guardado testimonio de su presencia. Es una soledad extraña, muy íntima, igual a aquella que se nos muestra en los 5 segundos antes de dormir. Este Blogg sería un tributo a ella, como un libro puesto en el rincón más escondido de una librería esperando ser tomado por alguien.

¿Y por qué, no obstante lo dicho, sigo aquí, haciendo un rosario de palabras, colocando una tras otra, creándoles un sentido, aquí, hablando a solas como quien hablara para sí mismo? La respuesta puede estar con Kierkegaard, con Kierkegaard de nueva cuenta: el acto verdadero es aquel que se realiza en medio de la soledad, sin testigos, haciendo caso omiso del testimonio que podemos dejar para los otros. Un maestro de la soledad, dirá Kierkegaard, es Abraham quien lleva la mortal encomienda en un acto silencioso hacia Moriah. Otro maestro de la soledad es, según Nietzsche, Zarathustra.

Pareciera que el acto de la escritura se realiza para no ser leído más que por uno mismo, para no ser entendido más que por sí mismo, para contemplarse a sí mismo. ¿Y por qué continúo aquí? Porque a veces no me gusta estar solo, me aburro de mis manías y salgo a la calle para encontrarme con alguien. Es posible que encuentre a un/a lector/a incauto/a que hubiere llegado hasta esta parte de mi largo discurso. Si es así, enhorabuena.
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1 comentario:

POLAF dijo...

Bueno, acá encontraste a un lector incauto. Me gusta como escribes también. Es que no sólo existe placer en saberse leído, también lo hay en el simple acto de leer. Me gusta leer tu blog, como también me gustó mucho leer el Quijote en su momento.

PD: Buenísimas las fotos. Me gusta su horizontalidad.